Desde que apareció el primer ascensor público en una tienda de Nueva York de 1857, la colocación de un espejo en el interior de la cabina responde a un cúmulo de circunstancias, todas de sentido más bien práctico, aunque pudiera parecer que tienen más que ver con la estética…
¡Hablemos de ellas!
Los espejos en los ascensores aportan seguridad adicional
Este fue el motivo principal por el que las empresas empezaron a añadir cristales. Los espejos permiten ver lo que hacen todos tus compañeros de viaje en el ascensor. Por eso resultan muy útiles para detectar robos o predecir asaltos y, además, ofrecen mayor seguridad al disuadir a las personas a llevar a cabo contactos físicos indeseados o perpetrar actos de vandalismo.
El propio reflejo hace que nos sintamos observados y -en consecuencia- inhibidos. ¡Está comprobado que las personas que se sienten vigiladas tienden a comportarse mejor!
El uso de espejos evita la claustrofobia dentro de un ascensor
Los espejos en cabina aumentan la sensación de amplitud y profundidad del ascensor, lo que reduce notablemente el nivel de ansiedad de las personas claustrofóbicas y por consiguiente buena parte del miedo a los ascensores de algunos usuarios. De hecho, con un solo espejo el espacio real parece ¡el doble de grande!
Accesibilidad: un espejo en un ascensor permite maniobrar mejor
Las escaleras constituyen un auténtico obstáculo para las personas que se desplazan en silla de ruedas. Ahora bien, el tamaño del ascensor puede suponer otra barrera que impide la libertad de movimiento del usuario. Ahí entra en juego el espejo de la cabina: permite ver lo que tenemos detrás y, por tanto, maniobrar o incluso retroceder y salir cómodamente del ascensor sin necesidad de tener que girar la silla.
Pero las ventajas no son solo para los usuarios de sillas de ruedas. Los espejos también aumentan la maniobrabilidad y calidad de viaje de aquellos viajeros que llevan un carrito de bebé o que transportan un objeto voluminoso. Y, por supuesto: ¡tener un mayor campo de visión evita accidentes!
Estética, entretenimiento y distracción
Por último, los espejos de un ascensor también amenizan los viajes y nos ayudan a no aburrirnos mientras viajamos en cabina. Usuarios en todo el mundo los emplean para acicalarse antes de salir de casa o al llegar, retocarse el peinado, el maquillaje o hacerse selfies. ¡Las redes sociales están llenas de fotos frente al espejo del ascensor!
¿Existen ascensores sin espejos?
¡Por supuesto! Como regla general, se trata de ascensores de grandes capacidades o de ascensores exteriores con cristaleras. En ellos la sensación es muy diferente: nuestro cerebro es capaz de distraerse con otros aspectos, como la amplitud de la cabina o las vistas al exterior. Es decir: ¡No existe la necesidad de añadir un espejo!
Otros ascensores muy particulares son los que se colocan en hospitales y demás centros sanitarios. No es habitual ver espejos en ellos porque las personas que visitan el hospital no suelen estar en su mejor momento.
Según un estudio del Departamento de Psicología de la Universidad de Arizona del año 2016, el hecho de que no haya espejos en los ascensores contribuye a mejorar el estado de ánimo del paciente y de sus familiares, porque eso impide que puedan ver su reflejo en unas condiciones un tanto desmejoradas.
En definitiva, hoy sabemos que los espejos de los ascensores no cumplen con una función meramente decorativa, sino que tienen importantes utilidades (de seguridad, accesibilidad, etc.)
Es obvio que aportan grandes beneficios a los usuarios, logrando ofrecer un viaje más seguro y cómodo.
Y tú, ¿crees que los espejos de los ascensores son útiles? ¿los usas a menudo?